La olivarda ( Dittrichia viscosa ), también conocida como hierba maloliente, pegamoscas, olivo o tabaco a bordo , es una planta silvestre que crece en los márgenes de los campos ya menudo se ve como una maleza. Sin embargo, en el cultivo del olivo, esta planta desempeña un papel mucho más interesante de lo que se podría pensar. En Castelldans, muchos agricultores han aprendido a convivir con la olivarda ya aprovechar sus beneficios.

Un control natural de plagas
Uno de los aspectos más destacados de la olivarda es su capacidad para atraer insectos beneficiosos . Esta planta atrae a depredadores naturales de la mosca de la aceituna ( Bactrocera oleae ) , una de las plagas más perjudiciales para los campos de olivos. Entre estos insectos se encuentran las crisopas y algunos tipos de avispas parasitoides, que ayudan a controlar la población de esta plaga de forma natural, reduciendo la necesidad de tratamientos químicos.


Mejora de la biodiversidad y sostenibilidad
La presencia de la olivarda en los campos contribuye a un ecosistema más equilibrado. Además, ayuda a fijar el suelo y evitar la erosión , un problema común en zonas de agricultura intensiva. Esta planta también proporciona alimento para las abejas y otros polinizadores, favoreciendo la biodiversidad.

Tradición y futuro del cultivo del olivo
Antiguamente, muchos campesinos eliminaban la olivarda pensando que perjudicaba a los cultivos. Sin embargo, hoy en día se reconoce su valor y cada vez son más los olivicultores que optan por conservarla en los márgenes de los campos. Esta práctica encaja con una agricultura más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
La olivarda, lejos de ser una enemiga, es una gran aliada para la producción de aceite de oliva virgen extra de calidad. En Castelldans, donde la tradición olícola permanece viva, esta planta forma parte del paisaje y del conocimiento agrario de generaciones.
